Nada mejor que una buena ducha para relajarnos y recuperar el equilibrio tras un día de rutinas, trabajo y quehaceres.
Si la hora del baño se convierte en algo divertido, no será difícil establecer una rutina en los más pequeños. A medida que van creciendo hay que enseñarles cómo lavarse bien cada parte de su cuerpo para que vayan adquiriendo autonomía. Es preferible que el baño sea por la noche y a la misma hora, antes de la cena.