En condiciones normales la higiene de oídos con el agua y jabón de nuestra ducha diaria, seguido de un buen secado con la toalla del oído externo, ya tenemos la manera correcta de ayudar a nuestro organismo a mantener nuestro oído interno bien limpio y sano.
Los catarros, alergias y resfriados producen mucosidad, y su exceso puede obstruir las fosas nasales y dificultar la respiración. Para eliminar el moco, hay que enseñar a los niños a sonarse la nariz, llevando siempre pañuelos limpios y evitando tocarse la nariz con las manos sucias.